Cerremos los ojos e
imaginemos una bolsita muy calientita, acolchada, una bolsita muy cómoda,
dentro de esa bolsita hay una pelotita que se siente allí muy segura, esa
pelotita (óvulo) se mueve de un lado a otro, de repente a esa bolsita entra
algo con una colita y ese algo hace un piquetito en la bolita y trata de
entrar, hasta que entra en la bolita, en ese momento comienza a suceder algo
maravilloso, la bolita se empieza a dividir en dos, en tres, en varias bolitas
pero todas juntas y a partir de allí se comienza a formar algo nuevo, que en
nueve meses tiene como resultado un ser humano que llega a la vida. Si prestamos atención a esta meditación, nos daremos cuenta, que el éxito nos viene del padre, porque en ese proceso de reproducción, el exitoso es ese espermatozoide único que llegó y se introdujo en el óvulo e hizo que se reprodujera, lo que nos tiene que llevar a concientizar cada día más a que las mujeres necesitamos de un hombre para poder ser madres. Todo este proceso reproductivo, que si bien observamos está vinculado tanto con la mujer como el hombre, también marca desde este primer momento de la concepción, la manera cómo los hijos nos relacionamos con cada uno de nuestros padres. Si prestamos atención al rol que desempeña la madre en el período de gestación, podemos ver que ella es la que contiene, la que procura, la que guarda, una vez que venimos a la vida con ella con quien principalmente nos comunicamos, porque es la que nos amamanta. Es por esta razón, que cuando tomamos a nuestra madre , se nos facilita el lenguaje y las ciencias sociales. Con el padre, es distinto, porque él representa el mundo exterior, la resolución de problemas, él es quien nos impulsa a manejarnos en el mundo; es por ello que cuando lo tomamos se nos facilitan en la escuela o en nuestra vida universitaria, las matemáticas, la física y la química y no solamente en la vida académica, sino también en nuestra vida personal, el tomar al padre y aceptarlo tal cual es, determina en parte la relación con mi pareja. Internamente, las mujeres tenemos que agradecer al hombre todas las noches, la posibilidad de ser madres, por que sin él no sería posible.
Este reconocimiento que debe tener la mujer hacia el hombre, no sólo debe quedarse en ella, sino que también debemos trabajarlo en los hijos, dándoles permiso para que puedan reconocer a su padre, de esta manera les aligeras mucho ese peso que se genera cuando las parejas entran en conflicto o se separan, porque cuando hay conflictos de pareja, el niño hasta llega a decir que no tiene papá, para que la mamá se sienta feliz, para complacerla, pero dentro de ellos, se mantiene un gran dolor y muchas veces, el hijo toma esta postura, porque la madre en medio de su conflicto con el marido, asume una posición descalificativa hacia el hombre y a veces llega hasta nisiquiera nombrar más en la casa al padre de los hijos y se jactan de decir. "yo ni si quiera lo nombro, para mí no existe", situación que no debe ser así, porque la mujer está bien que no lo nombre como mujer, pero debe permitirle al hijo que lo nombre, que tenga su foto, porque si no damos el permiso para que el hijo tome al padre, toda su vida va a ser infeliz, va a estar enojado con la vida y no va a querer estar en ella.
Geraldine J. Lange Rodríguez
Lic. Educación Mención Cs. Sociales. UCAB- Venezuela
Lic. Educación Mención Cs. Sociales. UCAB- Venezuela
Msc. Dirección
de Centros Educativos. Centro Universitario Villanueva- Universidad Complutense, Madrid-España
Diplomada en
Pedagogía Sistémica –CUDEC- México - Fundación Internacional Planeta Libre- Cátedra de la UNESCO, UCV, Venezuela
Twitter:
@geralange
Blog de estrategias de Marketing y Dirección de Centros Educativos:
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